miércoles, 11 de mayo de 2011

verano pródigo


abejarucos

"Deanna estaba sentada en el porche con las piernas cruzadas, peinándose y escuchando el canto animal. Una curruca blanca y negra había comenzado a cantar antes del alba y la había despertado con sus notas elevadas; Deanna se la imaginaba ahí fuera, volando alrededor de un álamo, inclinando la minúscula cabeza hacia las primeras luces del día, arrancando del calendario el dia anterior e inaugurando el verano del amor con su poderosa voz. Deanna había salido corriendo al porche, en camisón y descalza, y se había olvidado el cepillo en el regazo. Necesitaba escuchar aquel canto: verano pródigo, la estación por excelencia para la procreación. El verano podía agotar todo a su paso con sus excesos apasionados, pero ningún ser vivo con alas o corazón o una simiente en su interior podía evitar darle la bienvenida cuando llegaba.
Una tenue luz gris había comenzado a apoderarse del límite del cielo o de la parte del cielo que Deanna veía entre los árboles oscuros. Aquel valle era una linea divisoria a tener en cuenta, cuyas montañas se elevaban abruptamente a ambos lados y los árboles ascendían aún más."

Verano pródigo, Barbara Kingsolver

La primavera por la sierra madrileña nos trae los vuelos de vencejos y golondrinas, los cantos de gorriones y tordos; y el colorido y  gorgojeo de los abejarucos. Recuerdos bellos también de mis veranos en el pueblo, Arroba de los Montes.
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1 comentario:

  1. Maravilloso Verano pródigo y maravillosa esa primavera pródiga en la sierra madrileña.

    besitos

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