domingo, 7 de abril de 2013

Repensar la paternidad

"Los hombres pueden pensar que la vida "volverá a la normalidad" poco después del nacimiento de un hijo, sólo para descubrir que nada los ha preparado para los cambios fundamentales que un hijo trae consigo. Quieren tener la libertad que hoy en día se da por sentada, pero también quieren ser "buenos padres". El equilibrio del que pueden haber disfrutado en sus relaciones íntimas tal vea haya  dependido del hecho de mantener varias amistades por separado y un cierto grado de distancia emocional. Cuando estos cimientos tácitos dejan paso a la intensidad emocional del nacimiento, los varones jóvenes pueden sentir que no estám preparados para las emociones imprevistas que afloran a la superficie y que pueden remontarse a su propia experiencia anterior como hijos. Habiendo entrado en contacto con sus hijos estando presentes en el parto, y habiéndose propuesto "ser diferentes y asumir mayor compromiso" que el que tuvieron con ellos sus propios padres, pronto descubren que estos sueños se desvanecen enseguida.
...
Las personas puede sentirse cada vez más incómodas acerca de cómo mantener el sentido de su yo en el marco de una relación. Los hombres ya no tienen el sentido compartido de quiénes son en función de los roles que se supone que tienen que desempeñar. Ya no es suficiente que se definan a sí mismos como proveedores y como padres: no solamente las expectativas que definen a esos roles en la sociedad contemporánea no están muy claras, sino que, en la cultura posmoderna, tanto hombres como mujeres tienden a necesitar un sentido del yo más individualizado y reflexivo. Esto contrasta con generaciones anteriores de hombres, que simplemente suponían que iban a casarse y a tener hijos porque "así es como era la vida" y uno tenía que aprender a "seguir adelante". Posiblemente aprendían a hacerse menos preguntas.
...
La gente puede considerar difícil la transición a la paternidad porque está acostumbrada a tener un mayor sentido de orden y control en sus vidas...Aunque la relación haya tendido previamente a ser tranquila y a estar bajo control, puede ser difícil gestionar las fuertes emociones que surgen con la llegada de un bebé. Los hombres pueden sentir que es su obligación "hacer felices a sus parejas", cuando tal vez lo único que ellas quieren es poder comunicar sus sentimientos.
...
¿Se trata, sin embargo, de una cuestión de "roles" o se trata de más bien aceptar que la paternidad es una relación en la que los hombres tienen que aprender a asumir sus propias emociones si quieren ser más francos y honestos en su relación con sus hijos? Debido en parte a las fuertes demandas y a la necesidad de "estar siempre al pie del cañón" en el trabajo, a los hombres les resulta difícil encontrar un punto de equilibrio entre las diferentes áreas de su vida. En ocasiones pueden sentirse como si estuvieran "cayendo en el vacío", incapaces de articular sus experiencias y excesivamente cautelosos de reconocer que necesitan ayuda porque ello todavia constituye una amenaza para su identidad masculina. Hacen lo que se espera de ellos pero no se sienten seguros de cómo se relacionan con sus hijos y con sus parejas.
...
Sigue habiendo cuestiones decisivas sin responder acerca de cómo evaluar estas diferentes experiencias y relatos de la paternidad, y los modos en que pueden esclarecer las diversas experiencias generacionales independientemente de las clases, las razas, las identidades étnicas y las sexualidades. Con las complejas transformaciones que se han producido en las relaciones íntimas, y con cada vez más hombres cuidando de niños que no son sus hijos biológicos y compartiendo responsabilidades sin respetar la línea divisoria entre una familia y otra, podemos ver que el hecho de hacer de padre seguirá siendo un tema central en la revisión de la vida social contemporánea. Si queremos fomentar y preservar unas relaciones más equitativas, justas y afectuosas, nos veremos obligados a repensar las tradiciones intelectuales que no han sabido reconocer la centralidad de la experiencia paterna."

MASCULINIDADES. Culturas globales y vidas íntimas. Victor J. Seidler

Leía este libro hace unos años que me regaló un amigo en un embrión de grupo de hombres que se quedó en eso. Estoy releyendo algunos capítulos porque he pensado regalarselo a otro amigo que es padre y hemos compartido en los dos últimos años un poco de nuestra vida, grupos de reflexión (incluyendo un naciente grupo de hombres) y desde hace poco tiempo está exiliado en un país transalpino. Ahora que soy padre me doy cuenta que no llegué a entender toda su complejidad releyendo algunos capítulos, especialmente uno sobre la paternidad. Me da algunas claves para pensar como quiero ser padre con mi hija y también repensar la relación con mi propio padre, intensa, continua y conflictiva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario