martes, 27 de marzo de 2012

la ciencia y sus demonios

bacilo de la tuberculosis, Mycobacteriun tuberculosis


"Ignorar los procedimientos y técnicas de una disciplina no significa ser un rebelde revolucionario superalternativo, sino un  simple analfabeto. La rebelión ante el orden establecido es una característica del ser humano, especialmente en ciertos períodos de la vida, que lejos de ser anecdótica resulta extremadamente útil y adaptativa. Sin rebeldía no hay cambio, sin cambio no hay evolución, sin evolución solo queda extinguirse. Pero la rebeldía y el cambio no son sinónimos de destrucción, sino todo lo contrario. Una revolución que nos saque de la dictadura capitalista no tiene que llevar implícita el abandono de la medicina, de la pasteurización o de los viajes espaciales. Una revolución que, además de cambiar las cosas, olvide el pasado está condenada al fracaso. La rebelión no consiste en hacer borrón y cuenta nueva, pues empezando de cero cometeríamos los mismos errores una y otra vez. La verdadera revolución es la que aprende de la historia y construye aprovechando el conocimiento acumulado.
...
La ciencia no funciona inventándose explicaciones de cualquier forma. Una hipótesis científica debe ser contrastable, y tiene que ser constrastada. Hasta que no se enfrenta a la experimentación y a las pruebas, no sirve de nada. La hipóteis heliocentrista no triunfó por ser una explicación ingeniosa, ni tan siquiera porque fuera posible. El heliocentrismo se impuso por coincidir con las observaciones y explicar el movimiento y la estructura del sistema solar mejor que el geocentrismo.
...
Muchos autores se han realizado esta pregunta, y han intentado encontrar definiciones que puedan explicar el éxito y el avance de una disciplina como la química orgánica frente al estancamiento e inutilidad manifiesta de la parapsicología o la homeopatía.
Sin entrar en detalle, dado que solo este aspecto sería objeto de varios artículos independientes, la respuesta es bastante sencilla: la contrastabilidad. La ciencia no se limita a dar explicaciones, sino que continuamente las está situando bajo la lupa de la experiencia. Una hipótesis científica, como decíamos más arriba, es aquella que puede enfrentarse a la experimentación y ser corroborada o rechazada. Una hipótesis científica, para comenzar a ser tomada en cuenta, debe estar apoyada por pruebas, no solo por ideas. Y a más pruebas, más fiable, siempre dentro de la provisionalidad que supone la certeza de que en cualquier momento podrá formularse una hipótesis mejor. Provisionalidad que es garantía de mejora y de avance continuo, dado que siempre se estará buscando una hipótesis que explique de manera más ajustada la realidad observable.
...
Veamos ahora la presentación de una hipóteis presentada por una disciplina no científica; por ejemplo, pensemos en un homeópata que afirma curar determinada dolencia (p.e. tuberculosis) mediante la ingestión de agua que ha estado en contacto con una sustancia determinada (p.e. Arsenicum Album). El homeópata soltará la hipótesis de que la enfermedad no existe como entidad, sino que se trata de un desequilibrio de la fuerza vital del organismo en su conjunto, un origen espiritual que atrae a los miasmas que producen los síntomas de la enfermedad. Según su hipótesis, el suministro de un tóxico que produzca los mismos síntomas que el desequilibrio vital, repondrá éste y sanara al paciente.
La enorme diferencia es que las bases teóricas de la hipótesis del sanador alternativo no han sido confirmadas; no existe ningua prueba de su existencia, no se ha detectado jamás fuerza vital alguna, ni equilibrio energético, ni nada por el estilo. No sabemos en que consiste, en caso de que existiera, con lo que dificilmente comprendemos cómo puede alterarse y aún menos restaurarse. Debemos creer, sin prueba alguna y como premisa, la existencia de una fuerza indetectable, construyendo sobre ella un complejo edificio de naipes sobre supuestas alteraciones y equilibrios. Lógicamente, si la premisa resulta falsa, todo el edificio se viene abajo. Pero además, el resto de las plantas del inmueble pseudocientífico son tan frágiles como los cimientos: nunca se ha demostrado que un producto que produce los mismos síntomas que una enfermedad cure ésta y sabemos, por los principios más elementales de la química, que una disolución homeopática no contiene ni una sola molécula del principio activo, por lo que no se está ingiriendo agente sanador alguno. Por último, los estudios clínicos realizados no muestran un porcentaje de curaciones superior al que cabe esperar del efecto placebo y la sanación espontánea. Es decir, no se curan más pacientes que en un grupo de control al que únicamente se le suministra agua con azúcar.
Entendemos fácilmente por qué la medicina científica ha avanzado con pasos de gigante en las últimas décadas y la homeopatía sigue obteniendo los mismos dudosos resultados que hace 200 años, cuando se acuñó.
...
Habría pues que analizar si tanto alternativo que aboga por métodos de curación no oficiales, naturales y baratitos, exopolíticos que critican la ciencia oficial para abrazar la hermandad reptiliana del cosmos, diseñointeligentistas que consideran la selección natural como algo caduco y retrógrado y un sinfín de adalides de la revolución de la conciencia y el buenrollismo no están luchando, en realidad, por el retorno a métodos de conocimiento que no consiguieron ir más allá de las procesiones rogativas de lluvia.
...
Como muy bien indicaba el recientemente fallecido Christopher Hitchens, en una memorable frase que ha pasado a denominarse “La Navaja de Hitchens”, No olvidemos las elementales reglas de la lógica, según las cuales, explicaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias y lo que puede ser afirmado sin pruebas, puede ser rechazado sin pruebas."

Este blog, la ciencia y sus demonios, es uno de mis preferidos de divulgación científica y además rebate a menudo con argumentos y humor lo que llama magufadas, camelos pseudocientíficos de todo pelaje. Yo que estoy impregnado de cultura científica, académica y autodidacta, soy también crítico con la ciencia oficial androcéntrica y economicista; aunque reconozco su utilidad y valor para la humanidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario