lunes, 12 de marzo de 2012

Curavacas, montaña soñada



He soñado más de veinte años con esta montaña, casi desde que empiezo a salir en serio a subir montañas por la geografía peninsular. Recuerdo la primera vez que me acerqué a estos parajes, con un amigo y su padre montañero. No ví ni el Curavacas ni el Espigüete de la nevada que estaba cayendo, que nos dejó incomunicados dos días. Desde entonces he acudido a su llamada innumerables veces con diferentes amigas y amigos y siempre se me resistía el misterioso Curavacas. Esta vez sí ha podido ser, aunque quienes no acudieron a  la cita y estaban convocados fueron Javitxu, Angel, Charli, Andoni e Itziar, con quienes echamos buenas risas el año pasado al abrigo del temporal. Me imagino que la próxima vez intentaremos la canal sur del Curavacas y la norte del Espigüete, que se han quedado ya en mi cabeza.


Me acompañó en la cumbre Carlos venido desde el pueblo granaino de Quéntar. Disfrutamos juntos del final del recorrido, con la helada ladera norte, la arista cimera venteada y con unas vistas maravillosas. El Espigüete aparece en el horizonte y alrededor las cumbres de la montaña palentina, Pico Murcia, Peña Prieta y al norte Picos de Eutopa. 


La subida la hicimos por el Callejo grande, la ascensión normal, que se empina bastante llegando al collado aunque la huella hacía que subieramos por una escalera. Al volcar a la cara norte nos topamos con la nieve helada venteada y un panorama espectacular, por unas rampas y la arista final a la cumbre.


Javi también venía desde Qéntar y Jesús desde Móstoles. Era su primera vez en la zona y se nota que estaban encantados de conocer nuevos lugares. Pasamos muchas horas juntos como hacía tiempo que no haciamos en montaña. Y nos dió para charlar de un montón de cosas: de aventuras anteriores, de carreras, escaladas, política, comida y hasta de la paternidad, que entre los tres suman dos niños y cuatro niñas.


El precioso pueblo de Vidrieros con el horizonte del Curavacas. El río Carrión lo atraviesa con tempestuosa belleza y a sus orillas está el refugio de pescadores donde dormimos a la luz de la luna. Descubrimos el bar Lago con unas cervezas, donde nos pasamos las noches jugando a la pocha y resolviendo los problemas matemáticos que proponía el camarero en la pizarra.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho tu relato y las fotos.

    besitos

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  2. Ana vació sobre la mesa una caja de cerillas, distribuyéndolas en tres montones diferentes.

    En esos montones había un total de 48 cerillas, pero observó lo siguiente: "Si del primer montón paso al segundo tantas cerillas como había en este último, y entonces del segundo paso al tercero tantas cerillas como había en este tercer montón, y después, del tercer montón paso al primero tantas cerillas como había en ese momento en el primero, al terminar este proceso los tres montones serán iguales".

    ¿Cuántas cerillas había al principio en cada montón?

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  3. Llamemos al montón primero "a", al segundo "b" y al tercero "c". Los tres montones acaban igual, con 16 cerillas. De este modo 16=2b-c, es decir el montón segundo se dobla y se resta lo del tercero. 16=2c-(a-b), es decir el montón tercero se dobla y se resta lo que queda en a, que es su total menos lo que le hemos quitado de b. 16=2a-2b, es decir el total de quitarle al total de a el total de b, y luego sumarle de nuevo a-b.
    Si despejamos las ecuaciones podemos deducir que el montón "a", es decir el primero tendría 22 cerillas, el segundo "b", 14 cerillas y el tercero "c" 12 cerillas.
    Gracias Jesús!.
    Por cierto te valió la class imprimir??

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  4. Hola Pepe bonitas fotos, a ver si soy capaz de poner un comentario, espero subir juntos la próxima.
    Ojito con las cerillas que está todo muy seco, je.je
    Besoss para todos.
    Charly

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