martes, 14 de febrero de 2012

Yayo Herrero y el mantenimiento de la vida

Yayo Herrero



"El capitalismo no puede ser verde ni humano porque esencialmente capitalismo y naturaleza, capitalismo y humanidad son incompatibles. El capitalismo se basa en una expansión constante de los beneficios y estos se construyen sobre la extracción de materiales, la generación de residuos, la alteración de los ciclos naturales y los procesos de regulación, la explotación de trabajadores y trabajadoras y la incautación de los tiempos que en la sociedades patriarcales las mujeres dedican a la reproducción social y a la gestión cotidiana del bienestar.
Si los beneficios crecen –y si no crecen el capitalismo cae– aquellas bases materiales ocultas sobre las que se asienta y que son limitadas se destruyen, y con ellas, se destruye la posibilidad de mantener vidas que merezcan la pena ser vividas.
Desde el punto de vista de la sostenibilidad, la economía debe ser el proceso de satisfacción de las necesidades que permiten el mantenimiento de la vida para todas las personas. Este objetivo no puede compartir la prioridad con el lucro. Si prima la lógica de la acumulación, las personas no son el centro de la economía. El beneficio no se puede conciliar con el desarrollo humano, o es prioritario uno, o lo es el otro y esta opción determina las decisiones que se toman en lo social y en lo económico.
Dentro de nuestras propias sociedades existen contradicciones importantes y si pensamos en los hogares como núcleo económico podemos ver que la gestión del bienestar cotidiano y la resolución de las necesidades están en el centro de la actividad económica de la reproducción social. Esto no quiere decir que se esté idealizando ya que existe explotación en el empleo doméstico y descansa en el trabajo oculto de las mujeres, pero la actividad principal no tiene por objetivo la acumulación y el lucro. Es un trabajo duro del que se tiene que responsabilizar la sociedad en su conjunto y desde luego los hombres, pero con todas sus contradicciones, no sigue la lógica capitalista (aunque el capitalismo no pueda sostenerse sin que esté oculto (o precario) y sea invisible en la esfera de lo monetizado. 
La convicción de que tanto la tierra como el trabajo son sustituibles por capital propició que la economía se centrase sólo en el mundo del valor monetario, olvidándose del mundo físico y material.
Cuando reducimos la consideración de valor a lo monetario, muchas cosas quedan ocultas a los ojos del sistema económico. Suman positivamente el valor mercantil de lo producido, pero no restan los deterioros asociados o la merma de riqueza natural. Al contabilizarse sólo la dimensión creadora de valor económico y vivir ignorantes de los efectos negativos que comporta esa actividad, se alentó el crecimiento de esa “producción” (en realidad extracción y transformación) de forma ilimitada, cifrándose el progreso de la sociedad en el continuo aumento de los “bienes y servicios” obtenidos y consumidos.
Esta forma de razonar sitúa el objetivo de la economía en incrementar las producciones sin que importe la naturaleza de las mismas, celebrándose el crecimiento de actividades que son a todas luces dañinas para el conjunto de las personas y el medio ambiente, que crecen a expensas del deterioro los servicios ecosistémicos y de invisibilizar los tiempos de trabajo necesarios para la reproducción social. En nuestras sociedad da lo mismo producir cebollas o bombas porque no se mira la naturaleza de la producción sino el beneficio económico que comporta.
Se trata de concebir la producción como una categoría ligada al mantenimiento de la vida y no a su destrucción. La productividad, en el sentido capitalista, no busca satisfacer necesidades, sino aumentar las ganancias.
El capitalismo no podría sobrevivir si tuviese que pagar la reproducción social, tan exigente en mano de obra. Es por eso que necesita del patriarcado. Bajo su propia lógica, no podría reproducir la mano de obra, por ejemplo.
En la economía de los cuidados, la productividad se mide en términos de bienestar y mantenimiento digno de las condiciones de vida. Desde ese punto de vista, el cuidado en la vejez, ante la diversidad funcional o en la etapa infantil, es enormemente productivo y necesario. Sin embargo, bajo esta lógica, construir la enésima carretera de circunvalación a Madrid, no sólo no es productivo, sino que es absolutamente dañino."

Yayo Herrero, co-coordinadora de Ecologistas en acción.

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