martes, 19 de julio de 2011

Teotihuacán

pirámide de la Luna en Teotihuacán


"11 de agosto

Teotihuacán es el lugar donde viven los dioses. Xipe Topec, que rige sobre los deseos y sobre los nacimientos. Tlaloc, de ojos redondos, que trae la lluvia. Esta ciudad misteriosa con pirámides ya era antigua en tiempo de los aztecas, sus ruinas reposaban al noroeste del lago cuando llegó Cortés. Los sacerdotes le mostraron los gigantescos templos y le dijeron que era allí donde vivían los dioses cuando crearon el mundo. Era lógico que necesitaran semejante lugar para llevar a cabo tal tarea.
La Calzada de los Muertos corre por el centro de la antigua ciudad, con la Pirámide ldela Luna irguiéndose portentosa contra el cielo, y enfrente, aún más grande, la Pirámide del Sol. La calzada está flanqueada por templos en toda su longitud, algunas con serpientes de piedra onduladas en las fachadas. Los colorines brotan de entre las enormes piedras del camino, tratando de alcanzar el cielo con sus dedos floridos teñidos de sangre. Nadie sabe realmente quien vivió y murió en Teotihuacán, ni para qué. Pero al caminar como humano con ojos asombrados entre los grandes templos, puede imaginarse fácilmente sangre y carne, corazones arrancados para apaciguar un destino terrible.
Estar allí con Frida lo hacía parecer el lugar más adecuado para un sacrificio humano, costumbre que solía practicar al ir de picnic. Pero, extrañamente, fue al contrario. Un día digno de contar a la historia. Apareció después del desayuno en la Casa Azul, metiendo la cabeza en el dintel de la cocina y haciendo signos para que saliera rápido, como si se tratara de un secreto.
-Tienes que venir conmigo a Teotihuacán-anunció-Ahorita. Nos vamos todo el día.-Estaba ataviada para cualquier contingencia, con un overol de gabardina enrollado sobre los tobillos y la armadura completa de joyas.
-Tengo mucho quehacer, Frida.
-Soli, es importante. Nunca has visto las pirámides de Teotihuacán y quieres ser mexicano."

Yo estuve dos veces en México DF y no me dió el viaje para ir a ver estas maravillas de la historia. Ahora las recorro y me lo imagino de la mano de Frida en el libro (Laguna) que me estoy leyendo de Barbara Kingsolver. Aunque yo no quiera ser mexicano, la próxima vez no me pierdo la Casa Azul y las ruinas aztecas.



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