martes, 3 de mayo de 2011

Acelgas del huerto de mi padre

Me he pasado la semana preparando y cocinando de varios modos las acelgas que mi padre metió en un saco en la última visita al pueblo, iban acompañadas además de habas y berzas. Potaje de garbanzos y acelgas, espirales con acelgas y tofu, acelgas cocidas con patatas y otras delicatesen nos han alimentado estos dias a toda la gente que pasó por casa. Para mi hermano y para mí la alimentación es muy importante, nos gusta comer bien, sano y ecológico; y si lo cocinamos nosotros mismos mejor. Creo que en cierto modo somos lo que comemos, que no son lo mismo las acelgas del huerto de mi padre en el pueblo que si compro las congeladas o envasadas del eroski, ni el pan ecológico de la finca camorritos, los huevos de las gallinas de nuestra casera o el cordero que crió mi tío y comimos toda la familia en la fiesta campera de san marcos. Ver mi vida desde este lugar me permite comer como deseo y relacionarme con el mundo del modo que quiero. Esta tarde, nos toca repartir en el grupo de consumo y ya tengo ganas de ver a la gente que lo organizamos y llenar la cocina de pan, yogures, verduras y frutas. Me alegra saber que mucha gente cercana participa en otros grupos de consumo e incluso cultiva su propia huerta. Como decía una mujer sabia "no puedo cambiar el mundo, pero sí mi relación con el mundo". Yo estoy a punto de plantar los primeros tomates en el patio de casa, ahora que calienta el sol primaveral.
Me acabo de terminar el libro de Barbara Kingsolver "animal, vegetal, milagro" que cuenta su experiencia familiar de un año de cultivo y consumo de alimentos ecológicos y locales en su granja de los Apalaches norteamericanos. En esta semanita de acelgas, me hace gracia conectar con sus atracones de esparragos, calabacines, tomates, calabazas, etc, que abundan según la temporada.


"Pero "cultivado en la localidad" es una denominación cuyo significado es incorruptible. Por supuesto, se ahorra el combustible asociado al transporte, se utilizan menos envases y no se añaden aditivos poco saludables; pero todavia hay más razones para elegir este tipo de productos: se trata de un pacto humano entre personas que forman parte de una comunidad; implica conocer a los agricultores por su nombre y verle las caras todas las semanas; permite visitar sus granjas y campos para echar un vistazo e incluso coger su propia fruta directamente del árbol. La agricultura local cultiva algo más que alimentos: cultiva la confianza entre productores y los consumidores."
"Entre cocinar sin remuneración y ser esclava de los fogones hay sólo una diferencia: la mentalidad con la que abordemos la tarea. Pero la diferencia es crucial"
En este blog tienen un montón de recetas que salen en el libro y más
http://www.animalvegetablemiracle.com/

1 comentario:

  1. Qué buena tu reflexión ... y las acelgas que has preparado. Y qué ganas de leer el libro de Barbara Kingsolver.

    Gracias

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