viernes, 27 de julio de 2012

mi abuela Antonia y su genealogía

mi abuela Antonia en uno de sus últimos cumpleaños
Mi abuela Antonia me decía, con una sonrisa feliz en los veranos del pueblo donde nací, Arroba de los Montes: -qué bien andais de acá para allá, barutitos. Así empieza la cabecera de mi blog.
Tengo muchos recuerdos de mi abuela Antonia, casi todos en el pueblo, otros en Móstoles. Ha sido una mujer muy importante en mi vida y he tenido la suerte de compartir muchos años con ella. Recuerdo que le encantaba estar rodeada de la familia (y hasta el último de sus días lo estuvo), era feliz con el barullo de la casa llena; y en la gran aglomeración para las fiestas del pueblo, prestaba su habitación y se iban a dormir con un colchón a la cocina, para estar al cuidado de todo el mundo. En mi familia ha representado el cuidado, el amor y la autoridad, me recuerda mucho la película. Siempre la conocí de negro, porque es el color del dolor de la pérdida (su hijo mayor, su hermano, su marido), pero se teñía el pelo de blanco azulado y le encantaba viajar y apuntarse a excursiones. Me ha legado el gusto culinario del pueblo: la ensalada de agua para el verano (hoy mismo la he catado), el ajoblanco, las migas, el pisto, el potaje y las patatas fritas al vapor con huevos; que lo hacía como nadie. Mi madre también ha cogido su testigo culinario, y es que somos de buen comer y celebrar. Le gustaba rascarnos los brazos y la espalda a los nietos y sentirnos cerca. Cuando acabábamos el colegio, venía con mi abuelo Fidel en la viajera y nos llevaba al pueblo todo el verano. Lo estaba deseando cada año, para sentirme libre, barutito, como ella decía y nos dejaba. Mi abuela dejó volar a mi madre en los sesenta, que se fue a Madrid (y por Europa a trabajar) y con ese gesto inicial pudimos salir después la familia del pueblo, porque mi madre empujó a mi padre a la ciudad para sentirse más libre. Mi abuela era generosa (y mi madre, y creo que en cierto modo se ha transmitido como un eje de valor en la familia), sabía ver la necesidad de la otra persona y si podía compartía lo que podía ofrecer. 
Mi hija se llamará Antonia, ya le he visto la cara y el cuerpo (en modo virtual), y he sentido sus movimientos dentro del cuerpo de Patri (su abuela querida también se llamaba Antonia). Es algo muy grande, indescriptible. Ya siento, sin haber nacido, lo que decía Emily en su poema, que el amor es todo lo que hay y eso es todo lo que se puede decir del amor. Deseo que yo sea capaz de transmitirle ese barutismo (libertad en relación), ese amor y esa generosidad que me ha sigo legada; en la relación con ella y con su madre.

5 comentarios:

  1. Ay, pepe, qué preciosidad, me he emocionado.

    Te quiero

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  2. Que bonito tito, me ha encantado totalmente! Eres una persona increíble y super buena, llena de valores... los cuales estoy segura que transmitirás a Antonia igual que hará Patri que estáis hechos el uno para el otro. Os quiero a los 3.

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  3. Bonitas y emotivas palabras primo,un abrazo

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  4. Que bonitas palabras hermano!! me has hecho recordar aquellos maravillos años de nuestra infancia con los abuelos y sobre todo
    los valores de la vida. os adoro a los tres.

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  5. Emocionante querido hermano!.

    Mi querida abuela y madrina, que siempre la tendré presente, me transmitió el valor de los cuidados y el cariño. Lloré su pérdida, lo mismo que me alegraré del encuentro con mi nueva futura sobrina.

    Bsos de corazón.
    javitxu.

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