domingo, 8 de abril de 2012

historias de domingo de resurrección

Aparición de Jesús a María, de Filippino Lippi


"Prohibido reir

Las antiguas fiestas de los ciclos de la naturaleza se llaman ahora Navidad y Semana Santa, y ya no son homenajes a los dioses paganos, sino solemnes rituales de veneración a la divinidad que ha ocupado sus días y se ha apoderado de sus símbolos.
La fiesta Hilaria, heredada o inventada por Roma, saludaba la llegada de la primavera. La diosa Cibeles se bañaba en el río, llamando a la lluvia y a la fertilidad de los campos, mientras los romanos, vestidos con ropas estrafalarias, rodaban de risa. Todos tomaban el pelo a todos, y no había en el mundo nada ni nadie que no fuera digno de ser reido.
Por decisión de la Iglesia Católica, esta fiesta pagana de la hilaridad, que riendo celebraba la resurrección de la primavera, coincide cada marzo, día más, día menos, con la resurrección de Jesús, de quien los evangelios no registran ni una sola risa.
Y por decisión de la Iglesia, el Vaticano ha sido construido en el exacto lugar donde la fiesta de la alegría culminaba. Allí, en la vasta plaza donde resonaban las carcajadas de la multitud, ahora se escucha la voz del Papa recitando páginas de la Biblia, un libro donde nadie se ríe nunca.


Se busca

Se llama Jesús.
Lo llaman Mesías.
No tiene oficio ni residencia.
Dice ser hijo de Dios, y también dice que bajó del Cielo para incendiar el mundo.
Forajido del desierto, anda alborotando aldeas.
lo siguen maleantes, malhechores, malvivientes.
Promete el paraiso a los miserables, a los esclavos, a los locos, a los borrachos y a las prostitutas.
Engaña al populacho sanando leprosos, multiplicando panes y peces y haciendo otras magias y hechicerías.
No respeta la autoridad romana ni la tradición judía .
Ha vivido siempre fuera de la ley.
Lleva treinta y tres años huyendo de la sentencia de muerte que recibió al nacer.
La cruz lo espera."

 Espejos. Una historia casi universal. Eduardo Galeano


 "El principìo de que las copias sucesivas conservan una exactitud total es un ideal puramente teórico; en la práctica, los escribas son falibles y suelen ceder a la tentación de manipular el texto original para que diga cosas que, en su opinión (sin lugar a dudas sincera), debería decir. El ejemplo más famoso ampliamente documentado por los teólogos alemanes del siglo XIX, es la adulteración de los pasajes históricos del Nuevo Testamento para que validasen las profecías del Viejo. Puede que los escribas que alteraban el texto no mintiesen a sabiendas. Al igual que los autores del Evangelio, que también vivieron mucho después de la muerte de Jesucristo, creían sinceramente que éste era el Mesías llamado a cumplir las profecías del Viejo Testamento. Así pues, debía haber nacido en Belén y ser descendiente de David. Si los documentos, inexplicablemente, no afirmaban tal cosa, el deber de todo escriba escrupuloso era corregir la deficiencia. Supongo que para un escriba lo bastante devoto semejante enmienda no supondría mayor falsificación que para nosotros la corrección automática de una falta de ortografía o un error gramatical."

El cuento del antepasado. Un viaje a los albores de la evolución. Richard Dawkins
Prólogo General. pp. 43-44

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